Se llamaba Marlène Grey y era francesa. Su belleza fría y hierática distaba de la belleza típica española. Casada con El Hombre Autómata, la joven pareja llegó a España y actuó en el Circo Price y el teatro Maravillas, donde Marlène repetía el número de los leones, de los que se mantenía a salvo gracias al látigo del domador George Marck, con una dilatada experiencia en esas lides. El domador y Venus